Reseña Felicidad en A golpe de efecto

La compañía Tenemos gato estrena ‘FELICIDAD’ su sexto montaje después de: La naranja completa, Y estoy guapa, A bombo y platillo,  De pelo y pluma y ¿Cuchara o tenedor?, además de realizar una incursión cinematográfica con Seis y medio. Ahora, con FELICIDAD nos ofrecen un trozo de vida, con sus alegrías, sus tristezas, sus dudas, sus miedos, etc., desde la cercanía que ofrece la auténtica realidad.

La propuesta cuyo texto corre a cargo de Homero Rodríguez Soriano y Cristina Rojas cuanta con la aportación de las improvisaciones de Raquel Mirón, Enrique Asenjo, Homero Rodríguez y Cristina Rojas lo que confiere a la obra una sensación de credibilidad y realismo muy efectivo, que además se nos presenta perfectamente medido por la dirección de Cristina Rojas (con Raquel Mirón como ayudante de dirección).

Tod@s buscamos la felicidad, aunque para cada persona signifique algo diferente, y es precisamente de esto de lo que trata esta obra, de relaciones humanas, de encuentros y desencuentros, de diferentes formas de ver, sentir e interpretar la vida. Y son estos temas, los que nos afectan a tod@s, los cotidianos y universales, los que nos convierten en cómplices de momentos comunes, siempre que son tratados con honestidad.

La propuesta comienza con buen tono y energía y nos va llevando por un camino transitado por dos parejas muy diferentes, pero con inquietudes y miedos similares, donde la forma de vivir y conceptualizar los temas importantes de la vida, se ponen ante nuestros ojos y que son vividos por cada uno de los miembros de estas dos parejas de forma diferente y más o menos madura. Dando igualmente, protagonismo a la manera en que cada uno de ellos es capaz de afrontar lo que ocurre en su vida y su positividad ante la vida. Siendo la cercanía y honestidad en la forma de tratar y hablar de las cuestiones cotidianas lo que engancha al espectador que se ve reflejado en alguna de estas aptitudes.

La escenografía, diseñada por Lúa Testa coloca a los protagonistas en un espacio escénico donde solamente encontramos unas sillas y pocos elementos más. La acción se sitúa en diferentes lugares y tiempos que se encuentran marcados en una especie de mapa dibujado en el suelo del espacio escénico. De esta forma, nada estorba a lo realmente importante, el texto y el movimiento del elenco que se mueve siguiendo las coreografías diseñadas por Ana Barcia.

Pero la acción se viste con más elementos, por un lado proyecciones de escenas que se van generando a tiempo real, cámara en mano (el presente) y por otro, proyecciones de escenas pregrabadas que corresponden con el futuro (imágenes tiernas, alegres, familiares e incluso algo empalagosas, creadas por Gema Segura, Ana Rodríguez, Rebeca Mayorga y Delia Márquez donde aparecen varios niñ@s). Además, existe una acertada selección musical que crea ambientes bien definidos, y un buen diseño de iluminación, que ayuda a enfatizar espacios y acciones, de Ana Rodríguez Aguilar.

El viaje es suave y agradable, aunque va bajando en intensidad a medida que se desarrolla la obra e incide de una forma insistente en el papel tradicional de la mujer como madre y compañera, sobre todo en el desarrollo de la parte final de la propuesta (obviando cualquier otro tipo de posibilidad, no es necesario recordar que más allá de la eleccion de la maternidad hay mucha más vida para la mujer).

El elenco formado por Raquel Mirón, Enrique Asenjo, Homero Rodríguez Soriano y Cristina Rojas (con la participación de los niños: Miguel Martín y Carlota Rodríguez en los videos) realiza un buen trabajo, los personajes están bien definidos y sus personalidades están muy marcadas, de forma que son fácilmente reconocibles. Todos los personajes, desde el más infantil, al más angustiado, pasando por el más gracioso o el más asustado, tienen su momento (tanto individual como colectivo) para definir sus miedos, dudas, incertidumbres, deseos, etc., ante el espectador, pero lo más importante es la forma sencilla, sincera, cercana y cómplice de expresión de cada uno de los personajes, que termina aportando una madurez al texto que va más allá del propio discurso de cada personajes (que en ocasiones puede parecer algo desbordado).

Una propuesta tan natural como la vida misma, donde la felicidad, más que un todo, es una aptitud que nos permita abrir la mente y el corazón a disfrutar de esos pequeño y maravillosos momentos que, a veces, la vida nos regala.

Fuente: Estrella Savirón para A golpe de efecto