La compañía Tenemos Gato nos ofrece su último montaje, Felicidad, un texto creado por Homero Rodríguez, Cristina Rojas y la aportación en escena de las improvisaciones de Raquel Mirón y Enrique Asenjo. Los cuatro protagonizan este montaje que se puede disfrutar todos los jueves en el Teatro Lara. Hablamos sobre la obra con Cristina Rojas, Co-autora, directora, y una de las protagonistas.
¿Qué os motivó a crear Felicidad?
Queríamos hablar de temas que fueran absolutamente cercanos a nosotros, a nuestro momento vital, mirar en nuestra casa, hermanos, amigos, hija… Queríamos también volver a los básicos: deseo, conflicto, vínculo, estado de ánimo, antecedentes… y contar una historia que estuviera cargada de todo eso. Y contarla a pelo, con interpretaciones vacías de actuaciones. Sin impostura. Imitar la vida. Y ponerlo encima del escenario.
¿Habéis partido de experiencias propias? ¿Cómo fue el proceso de creación?
Más o menos… No es autobiográfico, pero todos los personajes tienen algo de nosotros, algo de lo que queremos o no queremos ser, algo que admiramos de un amigo o algo que no podemos soportar, una historia de mi madre, de mi abuela…
Para la creación, primero, Homero Rodríguez y yo trabajamos en los personajes y en la escaleta (todo lo hicimos muy detallado, era un trabajo de dos y teníamos que estar de acuerdo, no fue fácil), después llegaron los diálogos: empezó Homero, y después yo, de manera que podríamos decir que en el resultado, las partes de los hombres son más suyas y las de los personajes femeninos más mías. Una vez que teníamos el texto, se lo pasamos a un amigo guionista para que lo criticase mucho, y después lo volvimos a revisar. También hubo una lectura feminista, por parte de Yendéh R. Martinez.
Entonces llegaron-llegamos los actores, lo estudiamos y nos pusimos a ensayar. Primero improvisamos cada escena, y después ensayamos respetando el texto, pero sintiéndonos libres de que si algo no iba, podíamos cambiarlo. En las escenas en las que actuaba yo, Raquel Mirón estaba fuera. Grabábamos. Y después, veía todo para poder valorar. Fue fácil. Son unos actores brutales. Después re-escribimos algunas pequeñas partes. Esto fue muy sencillo. Fueron pocas cosas, pero fundamentales. Es lo que hace que Felicidad esté viva.
Es por supuesto una obra para un amplio espectro de público, pero quizás llega más a las personas que estamos en plena madurez (35-45 años), ¿no? (Se supone que es cuando hacemos balances de nuestra vida, sobre si estamos cumpliendo las expectativas…).
No lo tengo claro, la verdad… No es nuestra intención. Creo que todos nos sentimos identificados con ese intento de ser feliz de cada día, y con la insatisfacción de no llegar a conseguirlo. Y creo que todos también tenemos claro el topicazo de que la felicidad son pequeños momentos.
Es un montaje que puede dejar tocado… ¿Qué feedback tenéis de los espectadores al terminar la función? (yo he visto lágrimas)
Pues depende también del espectador y del teatro. Hay personas que han salido llorando (pasó en el Teatro Cervantes de Málaga y en Espacio Labruc), pero otras veces, (en el estreno en el Teatro Lara), el público se rió tanto que estábamos un poco desconcertados. Puede que el patetismo de lo real sea más gracioso de lo que imaginaba.
¿El objetivo de partida era ponernos a los espectadores frente al espejo de nuestra propia realidad? ¿De hacernos pensar sobre el rumbo de nuestra vida?
Imagino que sí. Siempre el teatro es un espejo de la realidad que te hace reflexionar, es fundamental que sea así. Pero por favor, que no te dé una solución. Ni que sea moralista.
¿Seguís improvisando o tras tanto recorrido que ya tiene la obra ya no hay tanto margen para eso y os ceñís más al texto?
El texto está fijado desde que acabamos los ensayos, pero siempre improvisamos, un 5 % aproximadamente en cada función. Eso nos mantiene alertas, escuchando, en escena. No vale soltar una cancioncilla y hacer una coreografía de movimientos. Eso es trampa.
Es vuestro sexto montaje como compañía y tu primera incursión en la dirección artística. ¿Cómo lo has vivido?
Emocionada, entusiasmada por poder decidir cada cosa y con miedo. Si estaba bien, genial, pero si no lo estaba, era mi responsabilidad. Eso me asustaba. He intentado ser muy consciente de que sólo soy una actriz que dirige, por lo que he confiado en los actores que al final son los que más saben de los personajes: contar con unos actores tan sensibles e inteligentes como Enrique Asenjo, Raquel Mirón y Homero Rodríguez hace que sea más sencillo. Y también, ha sido fundamental Raquel, como ayudante de dirección. Con ella, todo siempre es mejor.
Hacéis un teatro cercano, valiente, muy real… ¿Es esa la línea a seguir u os planteáis en un futuro abordar nuevos lenguajes?
Muchas gracias por lo que dices… Ojalá. Pienso que por ahora todo lo queremos contar desde ese sitio, sí. Al menos si sigo dirigiendo yo (¡me encantaría!).
¿Qué es lo próximo que veremos de vuestra compañía, Tenemos Gato?
Ahora empezamos el montaje de La ultima peli de Woody Allen, un cortometraje acerca de la tenacidad de una actriz que no se achanta ante los ‘noes’ de la profesión. Y estamos también con dos futuros textos. El año que viene cumplimos 10 años.
¿Es tan difícil lograr la felicidad? O mejor dicho… ¿Por qué nos resulta tan complicado darnos cuenta de todos esos momentos en los que somos felices y seguimos persiguiendo situaciones idealizadas?
Pues yo que sé… yo no tengo ni idea. Somos muy complicados, ¿no? A mí lo que más me gusta es jugar con mi hija, comer chocolate, empezar un libro bueno, un gran beso y actuar. Algo es algo.
Fuente: Sergio Díaz para Revista Godot